jueves, 3 de octubre de 2013

12 Otra técnica útil

Un curso de escritura

He tenido la alegría de que mis hijas y un grupo de amigos me regalasen un curso de escritura de SARK* para mi cumpleaños. No es un curso al uso, es decir aprender a organizar las ideas, mejorar tu redacción o asimilar el uso del difícil punto y coma, el que no se escondió, se embroma.
No, este curso consiste en ir poco a poco despejando la cabeza para poder conectar con la musa, que es quien nos dicta lo que escribimos. 
Hace años tuve la fortuna de sentir esa maravillosa sensación de escribir sin ningún esfuerzo, como si uno fuese canalizando información que no sale de su cabeza, sino que entra por algún lado y pasa a través de los dedos para escribirse automáticamente. Fue genial y escribí un libro. No sé cuándo ni cómo desapareció mi musa, pero tras su pérdida pasé años batallando, intentando escribir cuando cada página resultaba un esfuerzo. Y, al comenzar este curso, de repente empecé a escribir el blog. Muchas gracias, hijas y amigos por ayudarme y darme esta oportunidad.

martes, 1 de octubre de 2013

11 El valor de la palabra


Este blog propone un proceso de cambio paulatino. Si es tu primera vez, lee la entrada del 31/8 y luego sigue la cronología. Las entradas correlativas irán dando pistas para conseguir el objetivo que nos proponemos: liberarnos de una vez por todas de la necesidad irracional de comer que nos lleva a tener un cuerpo que no nos proporciona la felicidad que nos merecemos. 


El otro a veces no te ayuda


Cuando vas de viaje a un lugar remoto como China y dices que ha visitado La Gran Muralla, nunca falta uno que te pregunta si has visitado otro sitio en China, cuanto más remoto, mejor. Por ejemplo, el nacimiento del río Mekong. Tú, que habías ido a China por negocios y apenas lograste hacer un hueco en tu agenda de trabajo para salir del hotel e ir a ver la Muralla, respondes que no. El otro, triunfalmente exclama que si no has visto el nacimiento del río Mekong no has visto China. Entonces, tu visita a la Gran Muralla se reduce a la mínima expresión: la Gran Muralla, maravillosa, desaparece bajo una emoción de frustración y el otro logra robarte el placer que te había causado caminar por aquellas piedras antiquísimas .

viernes, 27 de septiembre de 2013

10 La naturaleza de la mente


Este blog propone un proceso de cambio paulatino. Si es tu primera vez, lee la entrada del 31/8 y luego sigue la cronología. Las entradas correlativas irán dando pistas para conseguir el objetivo que nos proponemos: liberarnos de una vez por todas de la necesidad irracional de comer que nos lleva a tener un cuerpo que no nos proporciona la felicidad que nos merecemos. 


Un hombre llevaba muchas horas viajando a pie y estaba realmente cansado y sudoroso bajo el implacable sol de la India. Extenuado y sin poder dar un paso más, se echó a descansar bajo un frondoso árbol. Al sentir la dureza del suelo, el hombre pensó en lo agradable que sería disponer de una cama. Y como aquél era un árbol celestial de los que convierten a los pensamientos en realidad,  inmediatamente apareció una cómoda cama.
El hombre se echó sobre ella y estaba disfrutando en el mullido lecho cuando pensó en lo agradable que resultaría que una joven le diera un masaje en sus fatigadas piernas. Al momento apareció una bellísima joven que comenzó a procurarle un delicioso masaje. Bien descansado, sintió hambre y pensó en qué grato sería poder degustar una sabrosa y opípara comida. En el acto aparecieron ante él los más suculentos manjares. El hombre comió hasta saciarse y se sentía muy dichoso. De repente le asaltó un pensamiento: “¡Mira que si ahora un tigre me atacase!” Apareció un tigre y lo devoró. Anónimo hindú.

lunes, 23 de septiembre de 2013

9 Con la mente de mi parte

Este blog propone un proceso de cambio paulatino. Si es tu primera vez, lee la entrada del 31/8 y luego sigue la cronología. Las entradas correlativas irán dando pistas para conseguir el objetivo que nos proponemos: liberarnos de una vez por todas de la necesidad irracional de comer que nos lleva a tener un cuerpo que no nos proporciona la felicidad que nos merecemos. 


¡Desde luego que tiene sentido hacerlo!


Da la sensación de que con todos los acontecimientos que nos rodean en el mundo, no resulta del todo serio ocupar nuestro tiempo en hacer este ejercicio sencillo que puede de una vez por todas cambiar nuestra forma de relacionarnos con nuestras emociones a través de la comida. Sin embargo, quienes os sentís identificados conmigo, sabéis de buena tinta que esa tontería de dejarnos dominar por la urgencia de recurrir a la comida, la bebida, el cigarrillo u otras substancias para ahogar la pena, el miedo, la soledad o la sensación negativa de nuestra elección, verdadera impulsora del ocholoco, resulta destructiva en otros ámbitos de nuestra vida.


lunes, 16 de septiembre de 2013

8 ¡A la porra con Sísifo!*

Este blog propone un proceso de cambio paulatino. Si es tu primera vez, lee la entrada del 31/8 y luego sigue la cronología. Las entradas correlativas irán dando pistas para conseguir el objetivo que nos proponemos: liberarnos de una vez por todas de la necesidad irracional de comer que nos lleva a tener un cuerpo que no nos proporciona la felicidad que nos merecemos. 


El peligroso descanso


-¿Cómo? –preguntó uno-. ¿Has dejado el régimen?
-No –dijo el otro, amontonando cuatro rajas de queso entre dos trozos de pan para hacerse un enorme bocata-. La he dejado de momento –le hincó el diente, masticó tres veces y tragó atropelladamente sin apenas saborear la comida para poder decir: -En las vacaciones no es fácil hacer dieta.
-Claro –dijo el primero-. Hay que dejar descansar al cuerpo, porque de lo contrario…

Dejé de escuchar. Era una historia conocida. Otro Sísifo más.

miércoles, 11 de septiembre de 2013

7 ¡Viva la rabia!


Este blog propone un proceso de cambio paulatino. Si es tu primera vez, lee la entrada del 31/8 y luego sigue la cronología. Las entradas correlativas irán dando pistas para conseguir el objetivo que nos proponemos: liberarnos de una vez por todas de la necesidad irracional de comer que nos lleva a tener un cuerpo que no nos proporciona la felicidad que nos merecemos. 

Ese no soy yo


“¿Qué dice esta mujer? ¡Eso no tiene nada que ver conmigo! ¡Ese no soy yo! Yo soy una persona activa, siempre ocupada, jamás estoy “plof” como dice Mary”, te dices, yendo de aquí para allá por casa haciendo cosas, en constante movimiento. Y cada vez que pasas por la cocina te metes algo en la boca. Generalmente es comida que viene por unidades. ¡Qué peligro son las aceitunas, las papas fritas, las almendras, las uvas, las pipas, los bombones! Quien sea capaz de comer solamente dos y parar, que levante la mano.
Recuerdo una vez que estábamos en un grupo y un amig@, que todos sabíamos que pasaba un momento difícil en su vida, comía cacahuetes.
-¿Qué tal, cómo va todo?
-Bieeeen –los cacahuetes volaban del bowl a su boca-. Bieeen –y los cacahuetes iban a velocidad de metralleta: ¡Rat tat tat tat tat!
Estaba clarísimo que no estaba bien en absoluto y con la comida conseguía tranquilizarse.

sábado, 7 de septiembre de 2013

6 Seamos científicos

Este blog propone un proceso de cambio paulatino. Si es tu primera vez, lee la entrada del 31/8 y luego sigue la cronología. Las entradas correlativas irán dando pistas para conseguir el objetivo que nos proponemos: liberarnos de una vez por todas de la necesidad irracional de comer que nos lleva a tener un cuerpo que no nos proporciona la felicidad que nos merecemos. 

Home alone

Durante la semana me levanto entre las 6.30 y 7, me doy una ducha inmediatamente, me arreglo y salgo. He adoptado el hábito de desayunar en algún sitio cerca del trabajo para asegurar mi puntualidad. Y luego sigo encadenando clases y sesiones. Algunas veces vuelvo a mediodía, pero las más como algo fuera hasta llegar a la noche.
El sábado no madrugo. Sin la ducha inmediata, ya empieza mal la cosa. Desayunar en bata con un libro hace que todo se ralentice. El fin de semana entero se convierte en “Carros de Fuego”.



Chan chan cha cha chaaan chan,
chan chan cha cha chaaan chan,
chan chan cha cha chaaan chan,
chan chan cha cha chaaaan.


Al no madrugar, mi mañana se va volando con cuatro tonterías. Entre la ducha tardía, poner una lavadora, salir a hacer una compra y ordenar un poco, llega la hora de comer. Como en general no almuerzo en casa, me merezco algo rico, así que me hago una pasta, algo con fundamento, a decir de Arguiñano. Después de comer viene la tarde. Es fin de semana, tiempo de descanso, no hay nada importante que hacer.