viernes, 11 de octubre de 2013
jueves, 3 de octubre de 2013
12 Otra técnica útil
Un curso de escritura
He
tenido la alegría de que mis hijas y un grupo de amigos me regalasen un curso
de escritura de SARK* para mi cumpleaños. No es un curso al uso, es decir
aprender a organizar las ideas, mejorar tu redacción o asimilar el uso del
difícil punto y coma, el que no se escondió, se embroma.
No,
este curso consiste en ir poco a poco despejando la cabeza para poder conectar
con la musa, que es quien nos dicta lo que escribimos.
Hace años tuve la fortuna de sentir esa maravillosa sensación de escribir sin ningún esfuerzo, como si uno fuese canalizando información que no sale de su cabeza, sino que entra por algún lado y pasa a través de los dedos para escribirse automáticamente. Fue genial y escribí un libro. No sé cuándo ni cómo desapareció mi musa, pero tras su pérdida pasé años batallando, intentando escribir cuando cada página resultaba un esfuerzo. Y, al comenzar este curso, de repente empecé a escribir el blog. Muchas gracias, hijas y amigos por ayudarme y darme esta oportunidad.
Hace años tuve la fortuna de sentir esa maravillosa sensación de escribir sin ningún esfuerzo, como si uno fuese canalizando información que no sale de su cabeza, sino que entra por algún lado y pasa a través de los dedos para escribirse automáticamente. Fue genial y escribí un libro. No sé cuándo ni cómo desapareció mi musa, pero tras su pérdida pasé años batallando, intentando escribir cuando cada página resultaba un esfuerzo. Y, al comenzar este curso, de repente empecé a escribir el blog. Muchas gracias, hijas y amigos por ayudarme y darme esta oportunidad.
martes, 1 de octubre de 2013
11 El valor de la palabra
Este blog propone un proceso de cambio paulatino. Si es tu primera vez, lee la entrada del 31/8 y luego sigue la cronología. Las entradas correlativas irán dando pistas para conseguir el objetivo que nos proponemos: liberarnos de una vez por todas de la necesidad irracional de comer que nos lleva a tener un cuerpo que no nos proporciona la felicidad que nos merecemos.
El otro a veces no te ayuda
Cuando vas de viaje a un lugar remoto como China y dices que ha visitado La Gran Muralla, nunca falta uno que te pregunta si has visitado otro sitio en China, cuanto más remoto, mejor. Por ejemplo, el nacimiento del río Mekong. Tú, que habías ido a China por negocios y apenas lograste hacer un hueco en tu agenda de trabajo para salir del hotel e ir a ver la Muralla, respondes que no. El otro, triunfalmente exclama que si no has visto el nacimiento del río Mekong no has visto China. Entonces, tu visita a la Gran Muralla se reduce a la mínima expresión: la Gran Muralla, maravillosa, desaparece bajo una emoción de frustración y el otro logra robarte el placer que te había causado caminar por aquellas piedras antiquísimas .
viernes, 27 de septiembre de 2013
10 La naturaleza de la mente
Este blog propone un proceso de cambio paulatino. Si es tu primera vez, lee la entrada del 31/8 y luego sigue la cronología. Las entradas correlativas irán dando pistas para conseguir el objetivo que nos proponemos: liberarnos de una vez por todas de la necesidad irracional de comer que nos lleva a tener un cuerpo que no nos proporciona la felicidad que nos merecemos.
Un hombre llevaba muchas
horas viajando a pie y estaba realmente cansado y sudoroso bajo el implacable
sol de la
India. Extenuado y
sin poder dar un paso más, se echó a descansar bajo un frondoso árbol. Al sentir la dureza del suelo, el hombre pensó en lo agradable que sería disponer de una cama. Y
como aquél era un árbol celestial de los que convierten a los pensamientos en realidad, inmediatamente
apareció una cómoda cama.
El hombre se echó sobre
ella y estaba disfrutando en el mullido lecho cuando pensó en lo agradable que
resultaría que una joven le diera un masaje en sus fatigadas piernas. Al momento
apareció una bellísima joven que comenzó a procurarle un delicioso masaje. Bien
descansado, sintió hambre y pensó en qué grato sería poder degustar una sabrosa
y opípara comida. En el acto aparecieron ante él los más suculentos manjares.
El hombre comió hasta saciarse y se sentía muy dichoso. De repente le asaltó un
pensamiento: “¡Mira que si ahora un tigre me atacase!” Apareció un tigre y lo
devoró. Anónimo hindú.
lunes, 23 de septiembre de 2013
9 Con la mente de mi parte
Este blog propone un proceso de cambio paulatino. Si es tu primera vez, lee la entrada del 31/8 y luego sigue la cronología. Las entradas correlativas irán dando pistas para conseguir el objetivo que nos proponemos: liberarnos de una vez por todas de la necesidad irracional de comer que nos lleva a tener un cuerpo que no nos proporciona la felicidad que nos merecemos.
¡Desde luego que tiene sentido hacerlo!
Da la sensación de que con todos los
acontecimientos que nos rodean en el mundo, no resulta del todo serio ocupar
nuestro tiempo en hacer este ejercicio sencillo que puede de una vez por todas
cambiar nuestra forma de relacionarnos con nuestras emociones a través de la comida. Sin embargo, quienes os
sentís identificados conmigo, sabéis de buena tinta que esa tontería de dejarnos
dominar por la urgencia de recurrir a la comida, la bebida, el cigarrillo u
otras substancias para ahogar la pena, el miedo, la soledad o la sensación
negativa de nuestra elección, verdadera impulsora del ocholoco, resulta
destructiva en otros ámbitos de nuestra vida.
lunes, 16 de septiembre de 2013
8 ¡A la porra con Sísifo!*
Este blog propone un proceso de cambio paulatino. Si es tu primera vez, lee la entrada del 31/8 y luego sigue la cronología. Las entradas correlativas irán dando pistas para conseguir el objetivo que nos proponemos: liberarnos de una vez por todas de la necesidad irracional de comer que nos lleva a tener un cuerpo que no nos proporciona la felicidad que nos merecemos.
El peligroso descanso
-¿Cómo? –preguntó uno-. ¿Has
dejado el régimen?
-No –dijo el otro,
amontonando cuatro rajas de queso entre dos trozos de pan para hacerse un
enorme bocata-. La he dejado de momento –le hincó el diente, masticó tres veces
y tragó atropelladamente sin apenas saborear la comida para poder decir: -En
las vacaciones no es fácil hacer dieta.
-Claro –dijo el primero-.
Hay que dejar descansar al cuerpo, porque de lo contrario…
Dejé de escuchar. Era una
historia conocida. Otro Sísifo más.
miércoles, 11 de septiembre de 2013
7 ¡Viva la rabia!
Este blog propone un proceso de cambio paulatino. Si es tu primera vez, lee la entrada del 31/8 y luego sigue la cronología. Las entradas correlativas irán dando pistas para conseguir el objetivo que nos proponemos: liberarnos de una vez por todas de la necesidad irracional de comer que nos lleva a tener un cuerpo que no nos proporciona la felicidad que nos merecemos.
Ese no soy yo
“¿Qué dice esta mujer? ¡Eso
no tiene nada que ver conmigo! ¡Ese no soy yo! Yo soy una persona activa, siempre ocupada, jamás estoy “plof” como dice Mary”, te dices, yendo de
aquí para allá por casa haciendo cosas, en constante movimiento. Y cada vez que pasas
por la cocina te metes algo en la boca. Generalmente es comida que viene por
unidades. ¡Qué peligro son las aceitunas, las papas fritas, las almendras, las
uvas, las pipas, los bombones! Quien sea capaz de comer solamente dos y parar,
que levante la mano.
Recuerdo una vez que
estábamos en un grupo y un amig@, que todos sabíamos que pasaba un
momento difícil en su vida, comía cacahuetes.
-¿Qué tal, cómo va todo?
-Bieeeen –los cacahuetes
volaban del bowl a su boca-. Bieeen –y los cacahuetes iban a velocidad de
metralleta: ¡Rat tat tat tat tat!
Estaba clarísimo que no
estaba bien en absoluto y con la comida conseguía tranquilizarse.
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